¡Santander no se arrodilla! Orgullo, dignidad e identidad en el Día de la Santandereanidad

La voz de la historia retumba en los Andes orientales: Santander conmemora su día reafirmando su espíritu indomable.

Mayo 13 de 2025 — En una jornada cargada de identidad y sentido patrio, el pueblo santandereano celebró con orgullo el Día de la Santandereanidad, una fecha que evoca no solo la riqueza cultural de la región, sino también su papel crucial en los procesos de independencia y defensa de la dignidad nacional. Desde tempranas horas, se vivieron actos cívicos, culturales y académicos en distintos municipios del departamento, acompañados por un emotivo mensaje del gobernador MG (r) Juvenal Díaz Mateus.

“El pueblo santandereano no se arrodilla. La dignidad nos define y la historia nos respalda”, expresó el mandatario en un enérgico pronunciamiento que fue difundido en plataformas digitales y redes sociales institucionales. Estas palabras no solo honraron a los héroes del pasado, sino que se convirtieron en una proclama moderna que reafirma el talante de una tierra que, frente a la adversidad, responde con coraje y determinación.

Una tierra forjada en la resistencia

El Día de la Santandereanidad no es una simple efeméride, sino una profunda manifestación del carácter histórico y simbólico de un pueblo que protagonizó gestas heroicas durante la independencia de Colombia. Desde el movimiento comunero en El Socorro en 1781 hasta los aportes a las batallas libertadoras, el espíritu rebelde, libre y combativo de Santander ha dejado huella en la memoria colectiva nacional.

“Hoy no solo recordamos a los próceres —dijo el gobernador—, también honramos a nuestras familias campesinas, a los jóvenes estudiantes, a las mujeres valientes, a los emprendedores y trabajadores que día a día construyen con esfuerzo el Santander del presente y del futuro. Porque la berraquera no es solo una palabra, es una forma de vivir y resistir”.

Cultura, civismo y memoria

En distintos rincones del departamento, instituciones educativas, alcaldías locales, organizaciones culturales y líderes comunitarios impulsaron actividades pedagógicas y simbólicas para revivir el legado de la Santandereanidad. Hubo recitales de poesía, muestras gastronómicas, danzas tradicionales, izadas de bandera y conversatorios sobre el papel de la región en la historia del país.

El mensaje fue uno solo: Santander no olvida, no se doblega y no pierde su norte. Porque en cada municipio —desde Bucaramanga hasta Barbosa, desde Vélez hasta Barrancabermeja— se siente el pulso de un pueblo orgulloso de su origen, firme en sus valores y determinado a seguir construyendo sobre los principios de libertad, justicia y trabajo.

Un mensaje al país

El pronunciamiento del gobernador también tuvo un tono de llamado nacional. En medio de un contexto social y político desafiante, su mensaje sirvió como recordatorio de que la dignidad y la verdad deben seguir siendo faros que guíen la administración pública, la justicia social y la unidad ciudadana.

“No estamos hechos para rendirnos. Estamos hechos para liderar. Que esta conmemoración sea también un compromiso con nuestro presente, con los derechos de nuestra gente, con el desarrollo sostenible, con la educación, con el cuidado de nuestros recursos y con la verdad que nos hace libres”, agregó el mandatario regional.

Identidad viva

La celebración del Día de la Santandereanidad no solo miró al pasado, sino que también exaltó el presente y proyectó el futuro de una región que se ha reinventado constantemente: hoy es un referente en educación, innovación tecnológica, agroindustria y turismo.

Pero más allá de los logros materiales, esta fecha sirvió para volver al corazón: al sentido de pertenencia, al orgullo regional, a esa llama interna que hace que cada santandereano —sin importar donde esté— lleve con orgullo su acento, sus costumbres, su historia y su nombre.

Porque ser santandereano no es una casualidad. Es un honor, una responsabilidad y una promesa de nunca olvidar de dónde venimos ni dejar de luchar por lo que somos.

Hoy, más que nunca, el eco de la historia y la fuerza del presente confirman lo que grita el alma de Santander:

¡La dignidad no se arrodilla y la historia nos respalda!

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