Medellín ha logrado consolidar un modelo ejemplar de convivencia en el fútbol, al celebrar su segundo clásico del año entre Independiente Medellín y Atlético Nacional sin incidentes de violencia. Más de 42.000 aficionados asistieron al estadio Atanasio Girardot, disfrutando de un ambiente de respeto y entusiasmo.
Un clásico en paz y con ambas hinchadas presentes
El pasado domingo 4 de mayo, el estadio Atanasio Girardot fue testigo de un encuentro deportivo que trascendió más allá del resultado en el marcador. Por segunda vez en el año, las hinchadas de Independiente Medellín y Atlético Nacional compartieron las gradas en un ambiente de respeto y entusiasmo, sin que se reportaran incidentes de violencia. Más de 42.000 aficionados asistieron al estadio, acompañados por un dispositivo de seguridad que incluyó a más de 900 uniformados de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá.
Iniciativas que fomentan la convivencia
Previo al encuentro, se llevaron a cabo actividades que promovieron la unión entre las barras de ambos equipos. Integrantes de La Rexixtenxia Norte (hinchada del Medellín) y Los del Sur (hinchada del Nacional) colaboraron en la creación de un mural conjunto que resalta el papel del fútbol como herramienta de memoria, respeto y transformación.
Estas acciones son parte de la Política Pública del Fútbol implementada por la Alcaldía de Medellín, que incluye programas como “Así suena el fútbol” y “Alentando por mi comuna”, dirigidos a estudiantes, barristas y sus familias, con el objetivo de fomentar el liderazgo positivo y la resolución de conflictos.
Un ejemplo para el país
La exitosa realización de dos clásicos en el año sin hechos de violencia posiciona a Medellín como un referente nacional en la promoción de la convivencia en el fútbol. La articulación entre las autoridades, las barras organizadas y la comunidad ha demostrado que es posible disfrutar del deporte en un ambiente de paz y respeto.
Conclusión
Medellín continúa demostrando que el fútbol puede ser un espacio de encuentro y reconciliación. El compromiso de las autoridades, las barras y la comunidad en general ha sido clave para consolidar un modelo de convivencia que sirve de ejemplo para otras ciudades del país.