Bogotá, abril 2025 – En un giro que sacude el panorama político nacional, la canciller Laura Sarabia presentó ante la Fiscalía General de la Nación una contundente denuncia por violencia política contra el actual ministro del Interior, Armando Benedetti. Como parte del proceso, entregó siete carpetas con pruebas documentales, audios, declaraciones y mensajes que, según afirma, evidencian una campaña sistemática de desprestigio y presión ejercida contra ella desde los círculos más cercanos al poder.
Los audios, considerados clave en la investigación, revelan un entramado de chantajes, presiones y supuestas promesas de impunidad para Benedetti a cambio de su silencio sobre presuntas irregularidades en la financiación de la campaña presidencial de Gustavo Petro. En uno de los audios, se escucha a Benedetti asegurar que, a pesar de tener investigaciones abiertas, él podría ser nombrado en altos cargos sin enfrentar consecuencias, lo que ha generado alarma sobre la posible manipulación del aparato judicial desde el Ejecutivo.
Sarabia, visiblemente afectada, aseguró que durante meses fue víctima de intimidaciones directas, presiones sicológicas y violencia política, especialmente luego del escándalo que la rodeó en 2023 por el caso del polígrafo aplicado a su exniñera. En aquel entonces, la opinión pública presenció el deterioro de la relación con Benedetti, quien amenazó con “hacer estallar” al Gobierno si no se le cumplían ciertos acuerdos políticos. Esos momentos, según la canciller, marcaron el inicio de un acoso sistemático que ahora está en manos de la justicia.
Lo que comenzó como un enfrentamiento interno entre funcionarios terminó por escalar a una confrontación pública entre dos de los rostros más visibles del gobierno del presidente Petro, justo cuando el Ejecutivo promueve una polémica consulta laboral y otras reformas estructurales. Las acusaciones de Sarabia ponen en entredicho el discurso de equidad y defensa de los derechos de las mujeres que ha promovido el Gobierno.
Más allá de los audios, lo que más inquieta es el trasfondo político. Sarabia ha declarado que esta situación no solo la afecta a ella como mujer y funcionaria pública, sino que refleja una crisis de valores en el corazón mismo del Gobierno. En sus palabras, lo que está en juego es la coherencia de un proyecto que prometió transparencia, cambio y respeto por los derechos fundamentales, pero que —según ella— ha caído en prácticas de persecución interna y silenciamiento de voces críticas.
Desde la Fiscalía, ya se activó un equipo especializado en violencia de género y violencia política para investigar la denuncia, que podría abrir un nuevo frente judicial contra Benedetti y profundizar la crisis interna en el gabinete presidencial.
Sarabia, por su parte, ha reiterado que no se dejará intimidar. “No me callo más”, afirmó categóricamente al hacer público su llamado a la justicia. En medio de este panorama tenso, la pregunta que ronda los pasillos del poder es si el presidente Gustavo Petro tomará una postura clara o continuará optando por el silencio frente a una tormenta que amenaza con resquebrajar la unidad de su equipo de Gobierno.
Este caso no solo es un reflejo de las tensiones políticas internas, sino también un llamado de atención sobre la urgencia de abordar, con seriedad y contundencia, la violencia contra las mujeres en todos los niveles del Estado. El país observa expectante los pasos que dará la justicia, y sobre todo, el mensaje que se enviará en materia de protección de derechos y rendición de cuentas dentro del poder.