Buenaventura se convierte en nuevo punto crítico del retorno migrante en Colombia

La migración inversa desde Panamá revive dramas humanitarios en el Pacífico colombiano, donde bandas criminales y ausencia estatal complican la situación.


El puerto de Buenaventura, en el Valle del Cauca, se ha convertido en una nueva ruta de entrada para migrantes retornados a Colombia, especialmente desde Panamá, a través de las aguas del océano Pacífico. Este fenómeno ha sido identificado como migración inversa, una nueva cara de la crisis humanitaria que afecta a miles de personas que no lograron llegar a Estados Unidos o fueron deportadas.

La situación ha encendido las alarmas de las autoridades nacionales debido a la forma clandestina y peligrosa en la que estos traslados están ocurriendo. Los migrantes —en su mayoría venezolanos y colombianos retornados— son embarcados desde Juradó (Chocó), y tras un extenso y riesgoso viaje por mar, llegan a Buenaventura, el principal puerto colombiano sobre el Pacífico.


⚠️ Una ruta controlada por bandas criminales

Lo más preocupante es que este corredor marítimo está bajo influencia de grupos armados ilegales y estructuras criminales como Los Shottas y Los Espartanos, que han consolidado su control territorial en varias zonas de Buenaventura.

Estas organizaciones criminales cobran por el tránsito, extorsionan, y en algunos casos abandonan a los migrantes a la deriva. Se han documentado casos de niños que llegan sin identificación ni acompañantes, lo cual agudiza el riesgo de trata de personas, reclutamiento forzado o explotación.


🧭 Causas del fenómeno: políticas migratorias y desinformación

El aumento de estos flujos responde al endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos y México, y al fracaso de muchos migrantes en su intento por cruzar la frontera norte. Ante la imposibilidad de avanzar, regresan por rutas no convencionales y sin apoyo institucional, lo que los expone a mayores peligros.

Muchas de estas personas son devueltas sin garantías, ni planes de reintegración, lo que perpetúa su condición de vulnerabilidad. La ausencia de protocolos humanitarios, tanto en Panamá como en Colombia, agrava la situación.


🏛️ Falta de presencia institucional en el Pacífico

La Defensoría del Pueblo ha advertido que las entidades gubernamentales no estaban preparadas para atender este fenómeno en el litoral Pacífico. Mientras en zonas como el Darién o la frontera norte existen mecanismos de monitoreo, en Buenaventura aún no hay una estrategia articulada para la atención de retornados.

Se requiere con urgencia una respuesta interinstitucional, que incluya a Migración Colombia, ICBF, organismos de derechos humanos y agencias internacionales. La falta de coordinación genera vacíos de atención humanitaria y aumenta el riesgo de nuevas violaciones a los derechos humanos.


👁️‍🗨️ Una crisis silenciosa

A diferencia de los grandes flujos migratorios que reciben atención mediática, el retorno silencioso por Buenaventura pasa desapercibido para la mayoría del país. Sin embargo, quienes regresan lo hacen con las mismas heridas, frustraciones y esperanzas rotas.

Este fenómeno revela que la migración no solo es un viaje de ida, sino también de retornos marcados por la desesperanza y la necesidad de empezar de nuevo en un país que no siempre está listo para recibirlos.


Buenaventura, como nuevo epicentro del retorno migratorio, necesita respuestas urgentes, inversión social, seguridad y presencia del Estado para que no siga siendo un lugar de paso sin protección. La migración inversa exige ser reconocida como una realidad estructural del conflicto y la desigualdad en América Latina.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *