En Bogotá, el reciente homicidio de dos niños de 4 y 7 años a manos de su padre en el barrio Las Ferias ha causado consternación nacional. La Policía Metropolitana fue alertada tras recibir llamadas sobre gritos en una residencia. Al llegar, hallaron a los niños sin signos vitales y al presunto agresor, quien estaba en aparente estado de alteración. Según testimonios de vecinos, el hombre habría mostrado conductas erráticas en el pasado, aunque no se habían registrado denuncias formales previas contra él.
Este caso ha reavivado el debate sobre la prevención de la violencia intrafamiliar y la necesidad de un sistema de alerta temprana que identifique conductas potencialmente peligrosas en los hogares. La Fiscalía ha iniciado una investigación exhaustiva para determinar los móviles del crimen y la presencia de posibles antecedentes de violencia. Organizaciones de defensa de los derechos de los niños y entidades estatales como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) han manifestado la urgencia de fortalecer los programas de apoyo psicológico y de intervención social para familias en situación de riesgo.
Además, el ICBF ha convocado a una serie de mesas de trabajo para revisar protocolos de atención y mejorar las líneas de intervención con el objetivo de detectar señales tempranas de riesgo en hogares con menores. Por su parte, la comunidad en Bogotá y en redes sociales ha expresado un profundo repudio y demanda mayor presencia de programas de asistencia a la salud mental, especialmente en zonas vulnerables.
Este lamentable incidente recuerda la importancia de la educación en el manejo de conflictos familiares y la implementación de políticas de salud mental accesibles que permitan un entorno seguro y sano para los niños en el país.