Bogotá, septiembre de 2025.
La elección del magistrado Carlos Camargo para la Corte Constitucional generó una nueva ola de polémica, esta vez no solo por el resultado —una derrota para el presidente Gustavo Petro—, sino también por la reacción visible de algunas figuras del oficialismo que fue catalogada como inoportuna y reveladora.
La escena que encendió el debate
En el Senado, al confirmarse la elección de Camargo, las senadoras Sandra Ramírez, del partido Comunes, y Gloria Flórez, del Pacto Histórico, no dudaron en acercarse al nuevo magistrado para felicitarlo en un gesto muy espontáneo. Ramírez, viuda del líder de las Farc alias “Tirofijo”, buscó el abrazo y el beso del recién elegido —quien trató de eludir el gesto— mientras Flórez repitió la acción poco después. Los saludos fueron captados por cámaras y compartidos ampliamente en redes sociales, donde causaron fuerte resonancia y controversia.
Reacciones y defensas
En el entorno del Gobierno no cayó bien la efusividad de ese saludo, ya que fue interpretada como una celebración de la derrota del Ejecutivo. La senadora Flórez, sin embargo, defendió públicamente su gesto, afirmando que se trataba de un saludo protocolario dirigido a todos los ternados, un ejercicio de cortesía política y no una muestra de respaldo partidista.
Contexto de descontento interno
Este episodio ocurre en un momento delicado dentro de la bancada oficialista, luego de que varios senadores de la coalición no respaldaran la candidatura oficial de María Patricia Balanta frente a Camargo. La sensación de traición en el Ejecutivo es palpable, con el presidente cuestionando la lealtad de aquellos que votaron distinto y recientemente pidiendo la renuncia de unos ministros como consecuencia.
Conclusión
El saludo efusivo de Ramírez y Flórez al magistrado electo trascendió un simple gesto protocolario. En un contexto político tan tenso y polarizado, reflejó despreocupación por parte de figuras cercanas al Gobierno y alimentó la percepción de fractura dentro de la coalición. En otros tiempos, quizá habría pasado desapercibido; hoy sirve como una instantánea de las tensiones internas y la urgencia de reponer disciplina política en el oficialismo.