Bogotá, junio de 2025 – Una serie de nombramientos, contratos y designaciones durante el gobierno de Gustavo Petro ha despertado atención por revelar un aparente “roscograma” de recompensas dirigidas a quienes conformaron su círculo cercano durante la campaña presidencial. Desde exgerentes de campaña hasta donantes y aliados políticos, el equipo presidencial ha recibido beneficios significativos en el sector público, estatal y diplomático.
🏭 De campaña a cartera: el caso emblemático de Ecopetrol
Ricardo Roa, quien dirigió la campaña presidencial, asumió la presidencia de Ecopetrol. Su gestión ha sido criticada primero por irregularidades en los topes de gastos de campaña y después por posibles conflictos relacionados con la contratación interna.
Julián Caicedo Cano, pareja de Roa, pasó a ocupar cargos vinculados en el sector público, incluyendo un contrato con una universidad y asesorías en entidades del Estado, lo que generó cuestionamientos disciplinarios.
💰 Donantes y préstamos que llegaron con retorno
Euclides Torres, financiador de grandes eventos de campaña y aliado cercano de Armando Benedetti (mínistro del Interior), ha sido beneficiario de millonarios contratos relacionados con proyectos de transición energética y ha logrado que personas de su entorno ocupen altos cargos, incluyendo la vice ministerial y la superintendencia de transporte.
Santiago Vargas, importante donante del Pacto Histórico, también ha visto cómo su familia obtiene representación en Ecopetrol y participa en negocios energéticos, generando señalamientos sobre fuentes de financiación de campaña sin clara trazabilidad.
✈️ Beneficiarios estratégicos: transporte, diplomacia y servicios
Pedro Contecha, cuya aeronave fue usada expedito en campaña, recibió un jugoso contrato de infraestructura vial de cerca de $60.000 millones, sin licitación pública y con adiciones millonarias.
Xavier Vendrell y Manuel Grau, colaborados estratégicos en temas de fiscalización electoral, ingresaron al gobierno con influencia para consolidar políticas económicas y operativas.
Laura Sarabia fue posicionada como figura central en el equipo presidencial, mientras que Benedetti, inicialmente desplazado, recuperó poder como mano derecha desde lo interno, generando tensiones y audios filtrados que aprecian el funcionamiento interno del círculo presidencial.
🏛️ Política, diplomacia y expansión de influencia
Roy Barreras y Guillermo Jaramillo, mencionados como estrategas de campaña, lograron acceso a cargos diplomáticos, directivos en agencias estatales y representación internacional.
Carlos Ramón González, pieza clave en la alianza con el partido Alianza Verde, obtuvo cargos en la presidencia y la inteligencia, aunque algunas investigaciones lo señalan por corrupción en la gestión de la ayuda pública para desastres.
🚨 ¿Un patrón institucional de reconocimiento?
Lo más notorio de este “roscograma” es identificar un patrón sistemático: cada figura que aportó decisivamente a la campaña ha sido recompensada con puestos clave, contratos o influencia en áreas estratégicas. Si bien el apoyo político suele reconocerse, en esta ocasión genera cuestionamientos sobre mérito contra recompensas directas, y sobre la transparencia en el manejo de recursos públicos.
Este entramado ha reproduciendo desencuentros entre lo político y lo institucional, alimentando narrativas sobre favoritismo y poniendo en foco la necesidad de controles éticos rigurosos en el ingreso de personas vinculadas a campañas en posiciones del gobierno central.
Conclusión: Más allá de casos puntuales, el entramado de designaciones refleja un modelo que favorece la lealtad y la cercanía política por encima de criterios meritocráticos formales. Esto reaviva el debate sobre la naturaleza del Estado y la necesidad de depurar los límites entre apoyo electoral y administración pública.