“No es venganza, es justicia”: padre del militar lesionado en Putumayo pide al ministro Sánchez que no se repita la barbarie

En medio del dolor y la tensión que aún persiste por el brutal ataque en el Putumayo, el coronel retirado Juan Gabriel Mejía, padre del subteniente Miguel Ángel Mejía, herido gravemente tras ser rociado con combustible y prendido fuego durante una operación antidrogas, hizo una petición clara y conmovedora al ministro de Defensa, Pedro Sánchez: que se haga justicia, “no por venganza, sino por respeto a la dignidad de nuestros soldados”.


Un pedido lleno de dignidad y fraternidad

Durante la visita del ministro Sánchez al Hospital Militar Central, donde permanecen hospitalizados los uniformados afectados (el otro, el soldado Sebastián Díaz Amaya, también gravemente herido), el padre aprovechó el momento para expresar:

“Eso no es trato para un soldado. No es venganza, es apelando al sentimiento de justicia, porque esto no se puede permitir”.

Con esta frase, el coronel retirado enfatizó que su exigencia no busca revancha, sino que el Estado actúe con firmeza para que hechos tan crueles no se repitan.


Compromiso institucional y apoyo emocional

El ministro de Defensa respondió con empatía y respaldo institucional: aseguró que el ataque “no va a quedar impune” y participó en un emotivo acto de oración junto a los familiares y el personal médico.

Durante la visita, también compartió un momento humano significativo: celebró el cumpleaños del soldado Daniel Fierro, quien sufrió heridas leves al intentar salvar a sus compañeros. Fue un gesto cargado de humanidad en medio del drama.


Contexto del ataque

El ataque ocurrió durante la destrucción de un laboratorio ilegal de cocaína en la vereda Siloé, Villagarzón (Putumayo). Dos militares resultaron gravemente quemados cuando un grupo civil, presionado por Comandos de la Frontera, los roció con gasolina y les prendió fuego. El episodio generó indignación nacional y provocó el rechazo inmediato de autoridades y defensores de derechos humanos.


Conclusión

El llamado del coronel Mejía al ministro Sánchez no se basó en el deseo de revancha, sino en la necesidad de que se imponga justicia con claridad y valores éticos. Frente a un episodio de barbarie, exigió una respuesta sólida, digna y alejada de la reactividad violenta, pero firme en defensa de los uniformados que arriesgan su vida por el país.

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