A pesar de un leve crecimiento del PIB, la caída sostenida en la inversión pone en riesgo el empleo, la producción y la estabilidad económica del país.

La economía colombiana camina por una delgada línea en 2025. Aunque las cifras oficiales reportan un crecimiento del 2,6% del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre del año, la inversión privada sigue en declive, convirtiéndose en el mayor obstáculo para una reactivación sólida y sostenible. Mientras el consumo interno ha sido el motor principal desde la pandemia, la inversión —clave para la generación de empleo y productividad a largo plazo— permanece estancada, generando preocupación entre analistas, empresarios y sectores productivos.

En 2022, la inversión representaba cerca del 20% del PIB; sin embargo, esa cifra cayó al 17,1% en 2024 y se mantiene sin señales claras de recuperación en 2025, reflejando una desconfianza generalizada del sector privado frente al panorama económico, político y normativo.

📉 ¿Por qué cae la inversión?

Expertos coinciden en que la pérdida de confianza empresarial es uno de los factores estructurales que más han impactado este indicador. El discurso reformista del presidente Gustavo Petro, centrado en cambios fiscales, laborales y pensionales de gran calado, ha generado incertidumbre entre inversionistas locales e internacionales, que prefieren pausar sus decisiones hasta tener reglas de juego claras y estables.

A ello se suma una política acelerada de descarbonización, que ha golpeado especialmente a los sectores extractivo, minero y petrolero, históricamente pilares de la inversión en Colombia. La reducción de licencias para exploración y explotación ha enfriado la dinámica en estas industrias, generando efectos colaterales en encadenamientos productivos regionales.

🏗️ Construcción y vivienda, en retroceso

Uno de los sectores más afectados por la contracción de la inversión ha sido la construcción, que cayó un 6,5%, impactado por altas tasas de interés, encarecimiento de insumos y retrasos en el desembolso de subsidios estatales como Mi Casa Ya.

Este declive en la construcción no solo frena el crecimiento del PIB, sino que afecta directamente la generación de empleo, ya que es uno de los sectores más intensivos en mano de obra. Las consecuencias se sienten especialmente en regiones donde las obras públicas y los proyectos de vivienda son los principales dinamizadores económicos.

⚠️ Riesgo para el empleo y la productividad

La falta de inversión tiene efectos directos en el empleo, la innovación y la capacidad de producción nacional. Sin nuevos proyectos, expansión empresarial ni impulso tecnológico, la economía pierde dinamismo y competitividad.

Aunque las proyecciones del Gobierno estiman un crecimiento entre 2,5% y 3% para el cierre de 2025, este desempeño es considerado insuficiente para reducir la pobreza, generar empleos formales y sostener la demanda interna.

Además, sin estímulos a la inversión productiva, las ganancias actuales del consumo se verán diluidas a mediano plazo, dejando al país vulnerable frente a choques externos o a la caída de precios de materias primas.

🧭 ¿Qué se necesita para revertir el estancamiento?

Los analistas coinciden en que recuperar la inversión pasa por restaurar la confianza en las instituciones y generar un entorno propicio para el emprendimiento y la expansión empresarial. Esto implica:

• Estabilidad jurídica y tributaria.

• Reglamentación clara de las reformas propuestas.

• Incentivos a la inversión verde y digital.

• Reactivación del crédito a tasas sostenibles.

• Destrabe de programas de vivienda y obras de infraestructura.

Sin estos ajustes, el progreso económico del país será frágil, limitado y desigual, y las posibilidades de crecimiento inclusivo se verán comprometidas.

La inversión no solo es capital: es futuro. Y sin futuro claro, Colombia podría estar caminando hacia una recuperación sin bases sólidas.