Escalada diplomática: Petro alerta sobre “directiva secreta” de Trump que lo llevaría a “bombardear Colombia”

BOGOTÁ, agosto de 2025.
En medio de un contexto bilateral ya tenso, el presidente Gustavo Petro encendió nuevamente la alarma al afirmar que el exmandatario estadounidense Donald Trump habría firmado una “directiva secreta” que autorizaría ataques militares contra carteles de droga. Petro fue más allá y lanzó una frase de alto impacto: “Él va a venir a bombardear Colombia”. Este pronunciamiento abre una nueva crisis, llena de simbolismos y advertencias directas.


Entre carteles, códigos secretos y fronteras en tensión

La supuesta directiva estaría destinada al Pentágono, con el fin de dar vía libre a operaciones militares contra estructuras criminales, tanto en tierra como en altamar. Aunque no se han descrito detalles sobre Colombia en ese contexto, Petro interpretó el gesto como un mensaje de extrema presión regional, donde el país estaría expuesto a intervenciones armadas disfrazadas de lucha antidrogas.

En su versión, la frontera no es solo un límite territorial, sino un posible escenario de confrontación geopolítica. Calificarla de “fabricante de conflictos” y alertar sobre un eventual bombardeo es un gesto dramático, que sugiere estar ante una amenaza simbólica tan importante como real.


¿Es un discurso de alarma o una advertencia estratégica?

Petro no ha responsabilizado explícitamente a Trump por querer invadir, pero usó su propio lenguaje simbólico para sacudir al país: la incertidumbre geopolítica ya no está en el margen, sino en la línea del frente.

Estas declaraciones reflejan:

  • Una visión combativa, donde lo militar no solo acompaña, sino amenaza la política interna.

  • Desconfianza histórica hacia las decisiones estadounidenses, reforzada por episodios anteriores donde los intereses latinoamericanos fueron hipertrofiados por agendas externas.

  • Una narrativa política fuerte: si hay amenaza, Petro la visibiliza y posiciona moralmente al país frente a ella.


Editorial: ¿Defensa soberana o dramatización política?

Disparar un mensaje tan potente como “bombardear Colombia” no es una afirmación neutral. Mueve la tensión de la diplomacia hacia lo simbólico, y lo simbólico hacia lo emocional.

Este tipo de retórica puede servir de protección: alerta la opinión pública, posiciona al Gobierno como guardián contra amenazas externas, y solicita cohesión nacional. Pero también conlleva riesgos: elevar el tono pone en alerta no solo al electorado, sino al sistema de relaciones exteriores y la potencial intervención de aliados o vecinos.

El desafío radica en balancear convicción con claridad. Cuando una frontera se vuelve protagonista del discurso, hay que construir prevención, no solo alarma.


Conclusión

Petro ha encendido un nuevo frente: habló de una “directiva secreta” de Trump que, según él, coloca a Colombia en la mira de acciones militares. Esa frase —”lo va a venir a bombardear”— es mucho más que un señalamiento: es un discurso de defensa, un llamado a estar alerta, y una presión política internacional a través del lenguaje.

La pregunta que queda abierta es cómo responderá el país: ¿con preparación diplomática, fortalecimiento institucional o escalada simbólica? La frontera ya no divide territorios: divide percepciones y define narrativas.

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