El Colegio Militar Simón Bolívar, una de las instituciones educativas más emblemáticas de Bogotá, cerró sus puertas en 2020 tras más de cuatro décadas de servicio. Fundado en 1977 por el coronel Camilo Acevedo Vélez, el colegio se destacó por su formación académica y militar, ofreciendo educación desde preescolar hasta grado 11. Ubicado en el barrio Normandía, su sede ocupaba casi una manzana y era reconocida por su arquitectura estilo castillo y su campo de paradas donde se realizaban ceremonias y desfiles.
Causas del cierre
La crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19 afectó gravemente al colegio. Cerca del 50% de los padres de familia no pudieron continuar pagando las pensiones escolares, acumulando una deuda de aproximadamente 900 millones de pesos. A pesar de los esfuerzos por mantener la operación mediante recursos gubernamentales, la situación financiera se volvió insostenible, llevando al cierre definitivo de la institución.
El legado institucional
Durante su existencia, el Colegio Militar Simón Bolívar formó a miles de estudiantes con una educación integral que combinaba formación académica con instrucción militar. Los estudiantes participaban en actividades como desfiles, ceremonias cívicas y ejercicios de campo, desarrollando valores como la disciplina, el respeto y el trabajo en equipo. La institución también se destacó por su participación en concursos académicos y culturales, obteniendo reconocimientos a nivel nacional.
Futuro del predio
Tras el cierre, la sede del colegio permaneció desocupada y en deterioro durante varios años. En 2025, se anunció que el terreno será intervenido por una constructora, que planea demolir la estructura para dar paso a un nuevo proyecto educativo, una fundación para niñas. Esta decisión marca el fin de una era para el Colegio Militar Simón Bolívar y para la comunidad que lo acompañó durante más de 40 años.
Reflexión final
El cierre del Colegio Militar Simón Bolívar representa la desaparición de una institución que fue pilar en la educación de generaciones de jóvenes bogotanos. Su legado perdurará en la memoria colectiva de exalumnos y en la historia educativa de la ciudad. Aunque su sede física será reemplazada por un nuevo proyecto, el impacto formativo y los valores transmitidos por el colegio seguirán vivos en quienes tuvieron el privilegio de ser parte de su comunidad.