Medellín, septiembre de 2025.
Lo que comenzó como un golpe significativo contra el frente 36 de las disidencias de las Farc terminó generando más preguntas que respuestas. Yeison Alfonso Sánchez Zapata, conocido como alias “Chorizo”, fue presentado ante un juez tras su detención, pero quedó en libertad inmediata, un desenlace inesperado dada su presunta responsabilidad como testaferro del jefe disidente conocido como “Calarcá”.
Captura estratégica: ¿un golpe certero o simbólico?
El operativo ocurrión el 27 de agosto en el barrio Santa Teresita (Medellín), coordinado por el Ejército y la Fiscalía con apoyo del Gaula Militar. Se le incautaron 11 millones de pesos en efectivo, dos celulares y una memoria USB, elementos considerados clave para rastrear los flujos financieros del frente armado.
La justicia empezó el trámite formal: legalización de captura, imputación por concierto para delinquir agravado y apertura del proceso judicial. Sin embargo, un giro en la audiencia de control de garantías el 2 de septiembre cambió el rumbo.
Libertad sin cárcel: decadencia de los argumentos judiciales
Tres días después, durante la audiencia concentrada, la defensa de Sánchez Zapata argumentó inconsistencias y deficiencias en el material probatorio. Aunque hay indicios de su vínculo con la estructura armada, el juez concluyó que no existe evidencia suficiente que lo relacione directamente con actos violentos, como el ataque al helicóptero policial en Amalfi, donde murieron 13 uniformados.
Ante ello, y sin registro de riesgo latente para la comunidad, decidió no imponer medida de aseguramiento en centro carcelario, lo que le permitió quedar libre, aunque sigue vinculado al proceso penal.
Implicaciones para la seguridad pública
Alias “Chorizo” continúa vinculado a una red que presuntamente recaudaba decenas de miles de millones de pesos mensuales, derivados de actividades como narcotráfico, minería ilegal y extorsión. Su libertad impacta directamente en la capacidad de la fuerza pública para debilitar financieramente esta estructura.
El mensaje, además de judicial, tiene consecuencias simbólicas: aunque su captura fue celebrada como golpe logístico a las disidencias, su liberación deja al descubierto los retos en los quehaceres del Estado frente al sistema judicial y las estructuras criminales.
Conclusión: justicia en la cuerda floja
Alias “Chorizo” sigue libre pese a estar señalado como la pieza clave en la administración de los recursos del frente 36. Su caso refleja debilidades en el sistema judicial para traducir capturas estratégicas en sentencias efectivas. A futuro, el país observa si las investigaciones robustecen las condiciones legales para evitar que figuras de alta peligrosidad queden nuevamente en libertad.