Estados Unidos no solo revocó la visa al presidente Gustavo Petro: en un movimiento que intensifica la crisis bilateral, también canceló el visado del ministro de Igualdad, Juan Carlos Florian. Esta acción marca un nuevo capítulo de confrontación entre Bogotá y Washington, con implicaciones políticas, simbólicas y estratégicas que van más allá del ámbito diplomático.
Un nuevo frente diplomático abierto
La medida contra Florian se entiende en el contexto de la polémica generada por los discursos del presidente Petro, particularmente su intervención ante la ONU, donde cuestionó la política estadounidense en varios frentes. Al cancelar la visa del Ministro de Igualdad, EE. UU. añade un golpe simbólico directo a la estructura gubernamental, no solo al despacho presidencial.
Este tipo de decisiones —atacar no solo al jefe sino a miembros clave del gabinete— sugiere que Washington busca proyectar un mensaje de alcance: quien respalda públicamente o acompaña al presidente también podría sufrir consecuencias diplomáticas.
Significado político y simbólico
La decisión refuerza la percepción de que la revocatoria del visado presidencial no fue un hecho aislado, sino parte de una política de sanciones selectivas contra funcionarios del actual gobierno.
Se envía un mensaje claro: cargos estatales de peso no están exentos de la medida si su discurso es considerado “controversial” o contrario a la visión estadounidense.
Desde Bogotá, la medida puede alimentar narrativas de intervención injusta o doble rasero: el ministro de Igualdad es visto por algunos sectores como una figura técnica y social, no necesariamente política agresiva.
Repercusiones internas y expectativas
El cancelo de visa al ministro Florian puede generar una reacción en cadena dentro del gabinete — otros ministros pueden temer sufrir el mismo destino, lo que podría condicionar alianzas, discursos y participación internacional.
En el plano diplomático, sirve como argumento para que Colombia exija explicaciones formales, represalias simétricas o ajustes en las relaciones bilaterales.
También podría tensionar la cooperación en temas donde ese ministerio tenía asignaciones internacionales (igualdad de género, derechos sociales, participación en cumbres multilatinas) y tubos de gestión internacional que dependían de movilidad global.
Lo que se espera que ocurra
Reclamo diplomático inmediato: el Ministerio de Relaciones Exteriores deberá convocar al embajador estadounidense y exigir explicaciones sobre los criterios que se están usando.
Declaraciones públicas del gobierno: el presidente y el ministro Florian tienen el frente libre para denunciar una agresión contra la institucionalidad colombiana.
Evaluar acciones recíprocas: Bogotá podría revisar las condiciones de visas reciprocas, cooperación cultural, misiones diplomáticas y demás acuerdos multilaterales con la contraparte.
Ajuste en la política exterior: la medida obliga al gobierno a reflexionar sobre su estrategia internacional. ¿Cuántos ministros más podrían ser afectados? ¿Cómo equilibrar discurso y prevención de sanciones diplomáticas?