El presidente Gustavo Petro llevó a la Asamblea General de la ONU un discurso cargado de críticas, advertencias y llamados a la reflexión global. En un escenario donde confluyen los principales líderes del mundo, el mandatario colombiano decidió centrar su mensaje en un tema que ha marcado la historia de América Latina: la guerra contra las drogas.
La guerra contra las drogas: un fracaso anunciado
Petro inició su intervención cuestionando de manera frontal la estrategia internacional de lucha contra el narcotráfico. Señaló que esta política, sostenida por décadas, no solo ha fracasado en reducir el consumo de drogas en los países del norte, sino que ha generado un ciclo de violencia, pobreza y muerte en América Latina. Según su planteamiento, la región ha cargado con el costo humano, ambiental y social de una guerra diseñada en despachos ajenos a la realidad local.
El mandatario insistió en que el narcotráfico se ha convertido en un pretexto para mantener esquemas de control y dominación, donde las naciones productoras o de tránsito pagan el precio mientras las grandes economías siguen siendo el destino del consumo.
Una defensa de América Latina
En tono enérgico, Petro reivindicó el papel de América Latina como un continente rico en cultura, biodiversidad y capacidad de transformación, pero permanentemente golpeado por políticas externas. Planteó que la región no puede seguir subordinada a intereses extranjeros disfrazados de cooperación, y que es hora de que defina sus propios caminos frente a la economía ilegal de las drogas.
También llamó la atención sobre la necesidad de cambiar el enfoque represivo por uno social, basado en la reducción de la demanda, la regulación inteligente y la atención a las comunidades históricamente afectadas por la violencia del narcotráfico.
La advertencia a Estados Unidos y Trump
Uno de los momentos más tensos del discurso fue la advertencia al gobierno de Estados Unidos, especialmente en relación con las políticas de interdicción marítima. Petro planteó un escenario hipotético en el que buques norteamericanos disparen contra embarcaciones con ciudadanos colombianos, advirtiendo que, de ocurrir, podría promoverse un proceso judicial contra Donald Trump por violación a la soberanía y los derechos de nacionales.
La mención al expresidente estadounidense no pasó desapercibida. El señalamiento fue interpretado como un mensaje claro de que Colombia no permitirá la criminalización indiscriminada de sus ciudadanos bajo el pretexto de la guerra contra las drogas.
Llamado a un nuevo orden mundial
Más allá de la crítica, Petro aprovechó el escenario para proponer una reflexión profunda sobre el sistema internacional. Expresó que el mundo enfrenta una crisis múltiple: ambiental, económica y social, y que insistir en fórmulas fracasadas es una manera de perpetuar los problemas. Invitó a los líderes presentes a construir un nuevo pacto global donde el medioambiente, la dignidad humana y la equidad estén en el centro de las decisiones.
Reacciones y repercusiones
El discurso generó un ambiente de polarización. Para algunos, fue una intervención histórica que dio voz a una verdad incómoda en un escenario global. Para otros, fue un exceso que puede tensionar aún más las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Lo cierto es que el mandatario logró su objetivo: colocar a Colombia en el centro del debate internacional y dejar claro que no está dispuesto a seguir callando frente a una política que, a su juicio, ha fracasado.
En resumen
La intervención de Gustavo Petro en la ONU no fue un discurso protocolario. Fue una acusación directa contra la guerra antidrogas, un llamado a la emancipación de América Latina y una advertencia política hacia las potencias. Con frases duras y un tono desafiante, el presidente colombiano dejó una huella en la Asamblea General, recordando que, más allá de las alianzas estratégicas, Colombia exigirá respeto y replanteará su papel en el escenario mundial.