El anunciado nombramiento de Juliana Guerrero como viceministra de Juventudes del Ministerio de Igualdad ha desatado un debate público que va más allá de su persona: habla de valores institucionales, del respeto a la ley y de cómo se debe ejercer la confianza cuando se ocupa un cargo público. Apoyar la transparencia no es solo pedir explicaciones: es exigir que el Estado cumpla con sus propios estándares.
🕰️ Un recorrido que ha generado expectativas y cuestionamientos
Guerrero, joven activista con presencia en espacios de participación juvenil y política, ha sido ascendida rápidamente en cargos públicos, lo que inicialmente suscitó admiración en quienes ven en ella un germen de renovación política y social.
Sin embargo, al avanzar su hoja de vida como aspirante al viceministerio, empezaron a surgir señales de alerta: discrepancias en su formación académica, insuficiencia de experiencia certificada, y datos poco claros sobre cuándo y cómo se cumplieron algunos requisitos legales.
💡 Lo que se exige y lo que está en juego
Cumplimiento legal
Cualquier cargo público exige requisitos claros: título profesional válido, experiencia mínima cuando la ley lo estipule, presentación de pruebas estándar (como los exámenes nacionales de competencias), transparencia sobre el historial. No cumplirlos debilita la confianza ciudadana.Mérito e igualdad
La posibilidad de que un joven con compromiso, recibe respaldo, puede ser inspiradora si cumple los méritos. Pero si esos méritos son percibidos como acomodados o ajustados “a la medida”, la percepción no es de mérito, sino de favoritismo.Claridad institucional
En este tipo de casos, que haya claridad sobre quién revisa, quién certifica, qué entidades controlan estos procesos (Ministerio de Educación, Función Pública, Procuraduría, Fiscalía si hay denuncias) hace la diferencia entre un nombramiento exitoso y una crisis institucional.El signo de los tiempos
Colombia está observando con lupa los liderazgos jóvenes y emergentes. Si bien hay una demanda social legítima por renovación, hay también exigencia de responsabilidad. Que alguien joven llegue al poder no le exime de rendir cuentas, de cumplir requisitos, como cualquier ciudadano aspirante a cargos públicos.
📣 Un mensaje de respaldo crítico
Se celebra que existan mujeres, jóvenes, liderazgos emergentes que se atreven a entrar en la política nacional. Esa es una apuesta necesaria para la apertura democrática y la inclusión. Pero no basta con la voluntad, debe haber también la prueba fehaciente de que se respetan los estándares institucionales.
Apoyar esta decisión significa:
Exigir que se mantengan los principios institucionales sin excepción.
Pedir que las investigaciones que hoy señalan posibles irregularidades se desarrollen con celeridad, con rigor y con transparencia.
Recordar que apoyar a la juventud no es rebajar estándares, sino exigir que se suban: mayor claridad, mejores prácticas, mayor legitimidad.
✅ Conclusión
Nombrar personas de juventud, de compromiso y de promesa política es urgente y necesario. Pero hacerlo de forma que todos podamos estar seguros de que cumple la ley, de que trabaja con responsabilidad, de que no habrá sobresaltos legales o éticos, fortalece la democracia, no la debilita.
Juliana Guerrero puede y debe tener la oportunidad, si demuestra que cumple con lo que exige el Estado colombiano. Esa posibilidad legítima debe venir acompañada del compromiso estatal de respeto a la ley, de respuesta rápida a las dudas, y del respaldo ciudadano para que esta generación cuya voz asoma no sea vista solo como promesa, sino como ejemplo de política ética.