BOGOTÁ, 15 de agosto de 2025.
Durante el Consejo de Ministros realizado en la noche de este viernes, el presidente Gustavo Petro hizo una revelación sorprendente: desconocía por completo que la Embajada de Colombia en Nicaragua habia solicitado renovar la residencia de Carlos Ramón González, exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia e implicado en el escándalo de corrupción de la UNGRD. El mandatario lo expresó así: “Nos enteramos por la prensa, me toca confesarlo”.
Lo que dijo Petro
Tras referirse al escándalo emergente sobre González, Petro aclaró que:
Él y el Gobierno no estuvieron al tanto de la solicitud de residencia realizada por la Embajada en Managua.
La petición no contaba con autorización del Ministerio de Relaciones Exteriores.
También puso en duda la confiabilidad de los documentos revelados, mencionando incongruencias como errores en la fecha de nacimiento del exfuncionario.
Reacción gubernamental inmediata
Posteriormente, en una nueva intervención, Petro ratificó contundentemente: “El Gobierno Nacional no solicitó ninguna residencia para Carlos Ramón González”. Esta postura fue respaldada por la excanciller en ese momento, quien aseguró no haber sido informada ni consultada sobre ningún trámite relacionado con la regularización migratoria de González.
Contexto político y diplomático
La controversia se originó cuando documentos evidenciaron que la residencia de González en Nicaragua fue renovada el mismo día que fue formalmente imputado por corrupción —con lo cual se confirmó el distanciamiento entre las decisiones diplomáticas de la Embajada y las instancias del Gobierno. González se encuentra como prófugo en Nicaragua, requerido por la justicia colombiana por su presunta responsabilidad en desvíos de recursos públicos durante su gestión en la UNGRD.
Editorial: responsabilidad institucional y narrativa pública
La frase “me enteré por la prensa” refleja una falla grave en jerarquías institucionales y protocolos de transparencia. Que el Presidente confiese desconocimiento de una gestión tan sensible resalta problemas de comunicación interna y de rendición de cuentas.
Este episodio no es un fallo menor: es un dilema estructural. La diplomacia, la seguridad judicial y la ética gubernamental exigen canales claros de información. Debemos avanzar de la sorpresa a la responsabilidad.
Conclusión
Petro reconoció un silencio informado desde la ciudadanía y no desde el Ejecutivo. La falta de conocimiento sobre un hecho tan crítico daña la credibilidad institucional. El país espera ahora una depuración clara y un fortalecimiento real de mecanismos.