BOGOTÁ, 14 de agosto de 2025.
Una reciente publicación generó confusión al afirmar que nadie del Gobierno asistió al funeral de Miguel Uribe Turbay porque su hermana no era parte de la familia oficial. Este mensaje fue claramente erróneo y hoy se aclaran los hechos:
Puntuales precisiones:
No se trata de una hermana política ni pública: la mujer mencionada se identifica como su hermana, lo cual fue respaldado por diversas fuentes. No obstante, su papel en la dinámica familiar no tiene relevancia institucional.
La familia solicitó específicamente que ningún funcionario gubernamental asistiera al funeral, una decisión que fue respetada, incluyendo la del Presidente y miembros del gabinete. El decreto de duelo, las banderas a media asta y los mensajes presidenciales fueron cumplidos, pero la ausencia física fue un gesto de respeto al deseo familiar.
Una declaración autoritaria fue descontextualizada, lo que provocó el malentendido. No hubo excluida familiar, ni argumento para justificar una ausencia más allá del pedido de los dolientes.
Agenda oficial en el funeral
El servicio exequial se celebró en la Catedral Primada, precedido de honras fúnebres en el Capitolio.
Familiares, expresidentes y líderes nacionales presentes, aunque el Presidente de la República y su gabinete se mantuvieron ausentes, conforme a lo pedido por la viuda y familiares más cercanos.
Editorial: del rumor a la coherencia institucional
Este episodio ilustra lo frágil que puede ser la información que circula en redes. Una afirmación sin verificación puede corroer la confianza ciudadana en los procesos. El duelo debe ser respetado, pero también lo debe ser la claridad institucional.
El Gobierno actuó con coherencia política y consideración hacia la familia. Su ausencia física no fue señal de alejamiento: fue una línea clara definida por los seres más cercanos al senador. Y esa decisión debió ser presentada con más precisión desde el comienzo.
Conclusión
No hubo exclusión, ni rechazo ni cálculo político. La ausencia del Gobierno en las exequias de Miguel Uribe fue una decisión consensuada, basada en el dolor, la sensibilidad familiar y el respeto. El país merece que este episodio se recupere con verdad y siembra de reconciliación, no de confusión.
Una respuesta
Llamemos las cosas por su nombre.
Yo siento tanta tibieza que parece que tuvieran miedo o que algunos intereses evitaran hablar claro y contundente.
Decía el Mono Jojoy, hace años, dándole vueltas a las jaulas donde tenía SECUESTRADOS militares y policías, que el cuentico de SOY NEUTRAL se tenía que acabar. O se respalda una cosa o se reprueba.
Jamás el nefasto gobierno, alguno de sus miembros o el propio causante de esta debacle nacional, Gustavo Petro, iba a ir al sepelio.
Los gritos y hasta ataques físicos se iban a presentar, pudiendo generar un problema de desorden público.
Entonces no vengamos a decir que era esto o aquello. Petro y su séquito no iban a pasar por semejante y estruendoso rechazo.
La familia de Miguel rayó en una muestra de decencia extraordinaria, lo que jamás hubieran hecho alguno de los que hoy gobiernan Colombia.