“Tienen que aprender a respetarnos”: Petro responde con firmeza a Trump y defiende a Bogotá como ejemplo de dignidad

BOGOTÁ, 13 de agosto de 2025.
En un cruce político cargado de simbolismo, el presidente Gustavo Petro rechazó con contundencia las críticas del expresidente de EE. UU., Donald Trump, quien calificó a Bogotá como uno de los “peores lugares de la Tierra” debido a la inseguridad.


El origen de la disputa

Trump, al presentar un plan de seguridad para Washington D.C., comparó la ciudad estadounidense con varias capitales latinoamericanas, entre ellas Bogotá y Ciudad de México, al señalar:

“La tasa de homicidios en Washington hoy es más alta que la de Bogotá, Colombia… algunos de los lugares que escuchas como los peores del mundo… están mucho más altos.”

El comentario despertó reacciones desde distintos sectores, por considerarse una generalización y un señalamiento ofensivo hacia las grandes ciudades latinoamericanas.


La réplica de Petro

El presidente colombiano respondió desde su cuenta de X con un mensaje claro:

“Si no conoce Bogotá, no puede saberlo. Bogotá es uno de los lugares de la tierra donde no muere un solo niño de hambre, eso lo hace uno de los mejores lugares de la Tierra.”

Y añadió, con énfasis: “Estados Unidos tiene que aprender a respetarnos.”
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Valores y comparación positiva

Petro no solo refutó el calificativo negativo, sino que lo contrapuso con un logro: Bogotá ha logrado eliminar por completo la muerte infantil por hambre, una realidad que marcó como signo de dignidad y justicia social. Este argumento presidencial giró la conversación hacia lo que un país hace bien, y no hacia los fallos que lo estigmatizan.


Editorial: dignidad versus estigma

El choque retórico entre Trump y Petro va más allá de cifras o retórica nacionalista. Se trata de:

  • Defensa de soberanía simbólica: Bogotá no es solo una ciudad; es una expresión de capacidad de transformación frente a estigmas históricos.

  • Cambio de narrativa: rechazar la idea de que solo aparecen los problemas de América Latina en el mapa global, abriendo espacio al orgullo y los logros.

  • Instancia diplomática de cambio: el llamado al respeto no es una vulgar reivindicación patriótica, sino un recordatorio de que en el siglo XXI la interacción entre gobiernos debe construirse sobre reciprocidad y reconocimiento mutuo.


Conclusión

El intercambio entre Trump y Petro desvela una batalla de narrativas: mientras uno elige estigmatizar, el otro defiende con datos y orgullo los avances de su país. La respuesta del presidente colombiano fue clara, profunda y cargada de simbolismo: Bogotá, con imperfecciones humanas, sigue siendo un lugar digno de respeto y esperanza.

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