BOGOTÁ—12 de agosto de 2025.
En una jugada sorprendente que revuelve la agenda diplomática regional, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declaró que le propuso al presidente Gustavo Petro un ambicioso plan: unir las fuerzas militares de Colombia con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. La alianza estaría enfocada en convertir la frontera en una zona libre de violencia, narcotráfico y grupos armados, en el marco de la nueva Zona Económica Binacional.
Claves del anuncio
Cooperación contundente: Maduro busca que autoridades nacionales, regionales y militares de ambos países articulen acciones conjuntas para responder a amenazas en la franja fronteriza, desde Táchira y Zulia hasta La Guajira.
Zona piloto contra la criminalidad: Con esa alianza, asegura, se demostrará que es posible liberar una región del avance de bandas criminales y rutas de narcotráfico.
Apoyo a su narrativa anticocaína: En su intervención, enfatizó que Venezuela está libre de cultivos y laboratorios ilícitos, y que mantiene cifras record de incautación de cocaína.
¿Qué está en juego?
Esta propuesta toca tres áreas críticas:
Soberanía militar: Armar un mando binacional implicaría una ruptura sin precedentes con las estructuras tradicionales de defensa de ambos países.
Confianza regional: Aunque Petro ha manifestado disposición al diálogo en zonas limítrofes, una alianza militar es jurídicamente y políticamente sensible.
Reacciones internas en Colombia: Líderes políticos de distintos sectores han advertido que las fuerzas militares no pueden convertirse en un brazo cercano a un mandatario señalado por vínculos con el narcotráfico.
Contexto estratégico
Esta iniciativa llega en un momento de tensión internacional, en medio de advertencias de EE.UU. hacia el régimen de Maduro. Su discurso busca reforzar una narrativa de integración regional para enfrentar amenazas compartidas, pero también sirve de escudo político frente a denuncias sobre su legitimidad.
Editorial: cooperación o riesgo sin precedentes
La frontera colombo-venezolana ha sido históricamente un espacio de tensión, conflicto y reto de seguridad. Esta propuesta pone sobre la mesa una pregunta fundamental: ¿puede la colaboración armada ser la ruta contra el narcotráfico o se trata de una maniobra con riesgos mayores de injerencia y militarización?
Tanto Bogotá como la comunidad internacional deberían exigir un debate profundo: sin transparencia, límites claros y acuerdos institucionales, esta idea podría abrir un camino peligroso en lugar de construir puentes de seguridad.
Conclusión
Maduro lanza una propuesta radical: una fuerza militar conjunta que transcienda fronteras. La intención anunciada es de integración y seguridad. Pero, para que esta idea sea viable, requiere algo más allá de voluntades presidenciales: necesita consenso institucional, legalidad y confianza mutua. Colombia enfrenta ahora una encrucijada: avanzar hacia una nueva forma de cooperación regional o rechazar una idea que podría alterar las reglas del juego militar y diplomático.