BOGOTÁ, agosto de 2025.
Una nueva tragedia sacude a la capital colombiana: el cuerpo de un adolescente de 16 años, previamente reportado como desaparecido, fue encontrado sin vida y con evidentes indicios de violencia. Su hallazgo ha encendido alarmas sobre la seguridad de los menores y las fallas en la capacidad estatal de protección.
Del entrenamiento al horror
El joven salió desde su casa sembrando ilusión: iba a entrenar fútbol, vestido con su uniforme deportivo. Sin embargo, nunca llegó a destino. Cinco días de espera, velatones comunitarias y una angustia creciente dieron paso al hallazgo más desesperante: su cuerpo fue encontrado en una zona boscosa de Santa Fe, cerca del acueducto, y no por las autoridades, sino por su propia madre.
El cuerpo presentaba marcas crueles: golpes, posiblemente heridas de arma de fuego, y señales que hablan de una violencia organizada y deliberada. El modo, el lugar y el contexto del hallazgo sugieren que pudo tratarse de una venganza o un mensaje irracional desde estructuras criminales.
Clima de impunidad y negligencia
La familia asegura que el joven no estaba vinculado con actos delictivos, pero sospechan una conexión peligrosa: días antes, el joven habría comentado en el colegio que conocía al responsable de un homicidio local. Esa frase, lanzada entre voces infantiles, pudiera haber sido suficiente para desencadenar su secuestro y muerte.
Lo más duro: pese a las alertas iniciales, correos al CAI, llamadas vecinales y rumores, ninguna patrulla llegó a tiempo. Fue la desesperación materna y su cercanía al sufrimiento lo que terminó revelando el crimen. ¿Cuántos cuerpos más están esperando ser encontrados por familiares mientras el Estado reacciona tarde?
Editorial: cuando morir siendo niño es parte de la tragedia social
Este caso no solo es una muerte individual: es la confirmación de que Colombia está fallando con su infancia. Niños que salen a entrenar fútbol y nunca vuelven. Familias que gritan ayuda y quedan sin eco. Comunidades heridas que sienten que la violencia no solo pasa, también se instala.
¿Dónde estamos fallando? En atención, en prevención, en escuelas, en protocolos, en comunas… Este horror no es solo paredes quebradas: es un fracaso estructural de la paz, de la protección y de la justicia que merecen los más vulnerables.
Conclusión
Un menor desapareció tras salir a jugar y fue hallado muerto en medio del abandono institucional y entorno criminal. El país exige respuestas inmediatas, sanciones ejemplares y, sobre todo, protección efectiva para garantizar que ningún niño muera siendo niño.
Una respuesta
La falta de orientación religiosa ,la carencia de valores todo eso está llevando a la destrucción , el exceso de libertades, falta de control de los padres, sumado a fallas educativas, los padres,si es que los tienen están pegados a un celular o están cada uno por su lado o tienen tres cuatro matrimonios