Jeisson Cardona, un dragoneante del INPEC con más de 12 años de servicio en la cárcel La Picota, fue asesinado en un billar ubicado en el barrio República de Canadá, al sur de Bogotá. Según testigos, un hombre llegó al lugar en bicicleta, ingresó al establecimiento y le disparó directamente en la cabeza. Tras el ataque, el agresor huyó dejando la bicicleta abandonada a pocos metros del sitio del crimen.
Cardona, además de su labor en el sistema penitenciario, administraba un negocio en Soacha, donde su familia reportó que había sido víctima de extorsión por parte de grupos criminales. No se descarta que esta situación esté relacionada con el ataque, aunque las autoridades mantienen varias líneas de investigación abiertas, incluyendo posibles represalias vinculadas a su trabajo en el sistema penitenciario.
Equipos especializados de la Policía Judicial y la Fiscalía se han desplegado para esclarecer los móviles del crimen. Se están analizando grabaciones de cámaras de seguridad cercanas, entrevistando a testigos y recolectando pruebas forenses.
El INPEC lamentó profundamente la pérdida, calificando a Cardona como un funcionario comprometido y dedicado. Este asesinato ha encendido las alarmas sobre los riesgos que enfrentan los funcionarios penitenciarios en su vida personal, especialmente en casos donde se exponen a amenazas o represalias.
Por su parte, la familia de Cardona exige justicia y mayor protección para los dragoneantes que, al igual que él, enfrentan presiones tanto en su trabajo como en su entorno social. Las autoridades han asegurado que no descansarán hasta capturar a los responsables y garantizar que enfrenten el peso de la ley.